Aromaterapia

Me fascina el mundo de los aceites esenciales. Muchos de sus secretos los he descubierto de la mano de PRANARÔM.

El aceite esencial de limón hace que tu bebé no se maree en el coche. El aceite de clavo, que huele como la consulta del dentista, te arregla la papeleta de un dolor de muelas en un fin de semana, para conseguir que aguantes hasta el lunes a la consulta del dentista, aunque no lo puedes usar si tienes problemas de endometriosis, por ejemplo.

El aceite esencial de espliego macho es mágico para quemaduras, pero también para picaduras de insectos. ¡Cuántas medallas me he colgado yo, gracias a San Espliego, madre!

El aceite de ciprés se utiliza para la tos irritativa, pero según como lo utilices también vale para el tratamiento de tus hemorroides inflamadas, claro que se trata de un uterotónico, así que ojito.

¿Qué quiero decir con todo lo anterior? Que el uso de los aceites esenciales necesita un asesoramiento por parte de un profesional, que no los utilices porque te lo diga tu vecina o lo veas en redes, porque tienen sus pormenores y encima están relacionados con tu salud.

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